viernes, 16 de septiembre de 2011

Odessa: lo histórico no fue el color rojo, sino el gato verde.


Si preguntáramos que les sugiere esta fotografía de Mariano García Remón e Ignacio Zoco es muy posible que dos palabras prevalecieran sobre el resto: amistad y victoria. Es cierto, eso inspiran. Más que compañeros, parecen amigos. Y su doble sonrisa hace imaginar un triunfo sufrido, casi agónico, que también para sujetarse sirven los abrazos. Pero no crean todo lo que ven. El Madrid empató esa tarde (0-0) y los futbolistas que se entrelazan pertenecen a generaciones distintas: 22 años el portero y 33 el defensa. Su relación, por tanto, era la del aprendiz que se aferra y la del veterano que apoya. Lo del sufrimiento sí fue verdad.
La fotografía ha sido resucitada porque el Madrid ha recuperado el uniforme rojo 38 años después, aunque el color nos distrae de lo esencial. Aquella tarde (se jugó a las cinco), García Remón entró en la historia y se ganó un apodo que vale por un título nobiliario: El Gato de Odessa (así le bautizó Julio César Iglesias en AS).
Dinamo de Kiev y Real Madrid jugaban el partido de ida de cuartos de final de la Copa de Europa. Seis grados bajo cero. García Remón detuvo hasta el frío. De palo a palo. "Para él parecía no existir la ley de la gravedad", escribió en su crónica Gerardo García.
Lo que pudo ser una goleada acabó en empate sin goles (3-0 en la vuelta) y con un héroe para la posteridad. También con una foto, donde lo extraordinario no es el rojo. Miguel Muñoz dijo ese día que la Copa de Europa te rejuvenece. Tampoco eso es totalmente cierto: te hace eterno.


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