Frente al Levante y el Racing, el Madrid no tuvo ni guión ni fantasía en ataque. En el Ciutat de Valencia, Mourinho dejó a Özil en el banquillo observando su bajón de rendimiento. Después tuvo que meterlo en el campo a los 69 minutos para reactivar el juego plano del equipo, aunque no evitó la derrota. Cuatro días después, Özil volvió a ser titular en El Sardinero, y no se le vio a la altura que exigía el encuentro. Ni repartió balones, ni sorprendió al enemigo, ni impulsó a Cristiano, Benzema y Callejón, como es su función.
Özil sufrió un cortocircuito cuando se fue con Alemania en los primeros días de septiembre y no ha levantado cabeza. El Madrid le necesita desesperadamente para equilibrar la transferencia del balón de defensa al ataque. Tiene que aparecer más, pero es evidente que no resiste los 90 minutos enteros de un partido.
Kaká. Mourinho es muy consciente del problema y probó con Kaká en Valencia y también en El Sardinero en el tramo final. Tampoco el brasileño inyectó la energía y el poderío preciso de la mitad hacia arriba del campo. El Madrid necesita un enganche con más participación, que se ofrezca por todo el campo y meta diagonales. Özil es el perfil que más se acerca, mientras que Sahin siga de baja. Quizás el turco pueda ofrecer soluciones al desmadejado juego que hoy ofrecen los blancos. Sahin es muy eléctrico y participativo, pero su debut no es inminente. Mourinho tiene que exigir más a Özil.
De más a menos en septiembre
Özil empezó a tope con gol incluido en la Supercopa. Mantuvo la cara con buena actuación en Zaragoza y se fue con Alemania. A partir de ahí, su balance ha ido a menos y el Madrid se resiente.
Su comparativa
Conexiones muy escasas. Dar tres pases Özil a Cristiano en 67 minutos no es el plan previsto. Y tampoco cinco a Benzema o tres a Callejón. Aquí se le echa en falta.
Referente de salida. Xabi Alonso, Marcelo y Arbeloa le buscaron en Santander como eje de salida de jugada.
La productividad en pases de Özil ha bajado desde que empezó la Liga. El día del Zaragoza tocó 127 veces el balón y en el último partido, 92, aunque en diez minutos menos de juego.
Poca llegada al área. No provocó tensión a la defensa en El Sardinero: sólo 5 jugadas en el área es poco.
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