El guardameta madridista Íker Casillas aprovechó su estancia en Venezuela después del partido amistoso con la selección para tomar un vuelo a México. Allí le esperaba un clínic para niños, donde el guardameta piensa poder aportar su experiencia a los jóvenes talentos de este país.
Lo que Casillas no esperaba, sin embargo, era el increíble recibimiento que se le dispensó a su llegada a México el miércoles por la noche. Tal era la expectación de los aficionados a la salida de aduanas del aeropuerto, que la policía tuvo que escoltar al portero para que pudiera salir por otra puerta de camino al hotel. Este jueves, está previsto que el ariete visite el Estadio Olímpico Universitario, sede de los Pumas de la UNAM, donde se reunirá con los alumnos del clínic, de entre seis y 16 años.
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