Sobrecoge estar en este santuario que es el sótano de su casa. Aquí está su vida.
No tenía en cuenta estas cosas, pero mi madre iba guardando fotos y reportajes como una hormiguita, mi mujer... Y aquí está.
¿Se da cuenta de lo que ha sido, de lo que es?
Lo ves con los años. Yo sólo quería jugar al fútbol. Ni sabía los partidos internacionales que llevaba...
En el palco del Bernabéu es su vez cuarta vez.
Sí, con el Écija en la Copa, luego invitado por la FEF contra Colombia hace poco tiempo. Y el domingo pasado estuve en la Copa Danone, con Zidane de padrino.
Pero esta vez es diferente. Representa al Betis...
Y el Madrid es mi segunda casa, me trató de diez. Al Madrid llegabas y lo primero que te decían es: olvídate de todo, entrénate y juega. En el Madrid gané, perdí, me reí y tengo cien mil anécdotas. Pero si asocio una imagen al Madrid es cuando mi suegra se puso enferma y el club me echó una bronca por no avisar. Le pusieron un doctor a mi suegra, otro a mi mujer. Todo eran atenciones...
¿Qué parte madridista le queda?
Mucha, gran parte de mí. Eso sí, hoy soy del Betis a muerte, a morir con las botas puestas. Mel le ha dado un buen sello a este equipo y así jugaremos, al ataque. Y correr como nunca 90 minutos.
Molto longo...
(Risas). Cuando perdíamos en Europa, Juanito empezaba a gritarles a los rivales ya en su campo: "la que os espera allí. ¡Molto longo, molto longo!". Era grande Juanito.
¿Era mejor aquel Madrid?
En Liga, sí. Al menos ganamos más títulos. Ahora mismo el Real Madrid tiene una dimensión física espectacular. Pero nosotros manejábamos el balón, la tocábamos en el medio. Y luego había una exigencia del público que ya no hay. Íbamos 4-0 un partido entre semana y como el Bernabéu viese que nos dosificábamos empezaba a pitar. No podíamos descansar. 107 goles.
¿Le quedan amigos?
Poca cosa. En el primer equipo sólo los utilleros. Manolo y Jaime, sobre todo Manolo que es el jefe. Ah, y Chendo.
Se pensó que sería Joaquín su sucesor como nexo Betis-Madrid... ¿Será Vadillo?
Es difícil, es muy joven. Quién sabe.
Porque usted ya se fue mayor...
Me fui cuando me echaron del Betis. Con 28 años ya no me quería mover. Cada año venían Barcelona y Madrid a por mí y no me dejaban salir. Pero ya me había casado y tenía tres hijos. No me quería ir pero mandaron las circunstancias (Retamero, presidente entonces, quería recuperar un aval que había puesto). Y me llamó Ramón Mendoza.
¿Se asemeja la situación de Del Bosque con Florentino a la que usted sufrió con Lopera?
Conociendo a Vicente, evitará en lo posible las polémicas. Del Bosque es una institución en el Madrid y como tal debe ser tratado.
¿Palpa que el Madrid genera antipatía?
Pues sí, lo palpo y me da mucho coraje. Todo el mundo pita a Cristiano Ronaldo desde el primer día. ¿Ya lo había hecho mal el chaval antes de llegar? Me da que tiene que ser buena persona. Equivoca alguna declaración pero es humano, ganador y, con perdón, tiene que acabar hasta los huevos.
¿Y Mourinho?
Parece sincero y me gustan los entrenadores valientes y que hablan de hombre a hombre pero lo del dedo en el ojo no se puede repetir. Alguien le tiene que parar los pies. Imagino que Florentino, que es listísimo, habrá hablado con él.
También está en el foco.
Cuando se deteriora la imagen del Madrid, la bola se hace gigante. No se libra nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario