Hace una década que un sueño se hizo realidad, el de ver a Zidane de blanco, sin montajes. El Real Madrid se gastó 11.500 millones de las antiguas pesetas en fichar algo más que un futbolista. Florentino contrató un mito que seguirá jugando al fútbol para siempre en la memoria del Bernabéu, estadio que convirtió cada domingo en un teatro. Un sólo gesto de 'Zizou' con la pelota cambiaba el mundo. Zidane paraba el tiempo y controlaba el balón a cámara lenta. No importaba si bajaba del cielo o venía lanzado desde un cohete. Podría haber manejado tres al mismo tiempo.
El 5 de julio de 2001 MARCA hizo oficial el fichaje de Zidane, procedente de la Juventus. Nuestro diario tituló "No hay más que hablar...". Sobraban las palabras. El Madrid se hizo con un extraterrestre de profesión futbolista por el que pidió la Juve 20.000 'kilos' y que, después, quiso incluir a Makelele en las negociaciones. La operación se cerró en un salón privado de Villa La Mandria, cerca de la ciudad de Turín, entre Florentino, Valdano y tres pesos pesados de la 'Vecchia Signora': Roberto Bettega (Vicepresidente), Luciano Moggi (Director General) y Antonio Giraudo (Administrador General). La Juve tuvo que rendirse y no pudo hacer otra cosa que vender a Zidane, que tenía claro que quería jugar en el Real Madrid.
La sombra de 'Zizou' es alargada
Cinco temporadas jugó Zidane en el Real Madrid. Supo a poco. Se fue después de utilizar el fútbol como excusa para divertirse y divertir bailando con la pelota, después de marcar un gol al alcance de los inmortales, después de llorar con el Bernabéu ahogado entre lágrimas en un partido contra el Villarreal.
El estadio madridista, de paladar exquisito, todavía le echa de menos. Eso no pasa con cualquiera. El Bernabéu le ve en la grada, cerca del presidente, pero donde se le echa en falta es en el césped, terreno que convirtió en alfombra roja para su fútbol de salón.
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